El hecho de documentarse en Navarra varios centenares de topónimos terminados en -áin (escasos, en el País Vasco) atrajo pronto (al menos, con autoridad, desde 1875) el interés etimológico sobre ellos. Son muchas las hipótesis formuladas, sin haber logrado una solución convincente. Ello se debe a que se ha entendido la citada secuencia final como castellano, cuando, obviamente, por su procedencia corresponde al navarro. Desde este nuevo enfoque, se propone su origen a partir del latín -ANEUS y se justifica su doble y sucesiva evolución: -añ(o) y -áin.